El sábado por la noche estuvimos tomando unas cervezas con Pajaroloco en Bielsa, no hubo forma de convencerle para que nos acompañase, y no me extraña, con las jartás de trave que se pega cada invierno, en las mejores condiciones.
Abrir tan tarde la carretera implica un buen porteo, casi con toda seguridad hasta la brecha de Barris, y los calores de estos últimos días presagian una nieve pesada e incómoda de esquiar, pero es lo que hay. Tras un buen madrugón para aprovechar el día lo mejor posible, al lío, que hay bastante tela que cortar:
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Las vistas según se gana altura un espectáculo, como siempre:
Chino chano llegamos a la brecha, este año con un paso menos incómodo que otras veces, o igual me lo pareció por el ansia viva...:
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Botas y esquíes salen de las mochilas para pasar a los pinreles y a lo blanco (y marrón), respectivamente. Confirmamos lo esperado, ya se ha ido mucha nieve, pero aún queda suficiente:
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Hoy se ve muy bien el pic du Midi de Bigorre, presidiendo la zona, y ya con muy poca nieve:
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La parte final de la subida está más complicada de lo habitual, a la fuerte pendiente se le suma una nieve resbalona e insegura, que nos obliga a ir despacito y con buena letra, asegurando mucho cada paso. En la pala final aparece otro invitado, un viento muy fuerte que nos hace parar cada dos por tres, por el riesgo de terminar rodando ladera abajo, según soplaba y el efecto vela que hacen las mochilas. Llegados a la antecima, nos acomodamos para quitar pieles, descansar un poco y disfrutar de las vistas:
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La nieve en la bajada pesadota, aunque se dejaba hacer mejor de lo esperado, y un par de palas muy ricas en la parte final, que nos permitieron enlazar unos cuantos giros:
Y, más felices que lombrices, a reponer las muchas energías gastadas en el día:
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