Si las bicicletas con baterías han conquistado nuestros montes, ¿por qué no también unos esquís eléctricos? Esto es lo que pensaron los inventores del E-Skimo, una empresa suiza llamada E-Outdoor que los presentó a mediados del pasado mes de diciembre. Desde entonces han seguido haciendo pruebas con ellos en un terreno real. Han hecho ajustes, mejoras y algún retoque. Ahora los ponen a la venta para esta próxima temporada de esquí.
Eso si, deberás saber que están dirigidos a un esquiador de travesía que quieran un pequeño impulso en su ascenso. Igual que las bicicletas eléctricas, tampoco te van a subir sin que hagas nada. Pero según esta empresa hacen que el esfuerzo muscular se reduzca en un 30% y el ascenso es nada menos que un ¡80% más rápido¡ (lo que se traduciría por tanto en más bajadas).
Cada uno de los dos esquís del conjunto tienen un peso de 2,4 kilos, que incluyen el motor extraíble de 20 Nm, una batería de litio de 220 Wh de tres horas de autonomía, y una banda de rodadura de goma divisible similar a la de una moto de nieve, que se engarza a través del esquí.
Pues bien, solo salen 100 pares a la venta, todos ellos numerados y a un precio de... ¡4.500 euros!. Nada que ahora mismo te haga decidir por ellos si lo que buscabas es ahorrarte el forfait.
Por ese dinero tienes los dos esquís eléctricos. Nada más. Los bastones, e incluso las fijaciones es cosa tuya.
Puede parecer caro pero según sus inventores, estamos ante un sistema que incluye más tecnología que las bicicletas eléctricas. Y es que cada una de la dos unidades de motor están equipadas con una IMU (Unidad de Medición Inercial) con detección de movimiento de 6 ejes y un módulo GPS.
Mientras el esquía hasta la cima, las IMU monitorizan continuamente la posición de cada esquí y el peso/ángulo del talón del . Estos datos se utilizan para activar automáticamente cada motor a medida que el esquí se desliza hacia adelante, lo que aumenta la potencia muscular del . Si el esquiador se cae y suelta uno de los bastones, un sensor en la empuñadura de ese bastón hace que los motores se detengan.
Una vez se llega a la cima o el punto escogido para empezar a bajar, se extrae el motor de cada esquí y la banda de rodadura. Un proceso que según la empresa no dura más de 60 segundos. Se guarda todo en una mochila, y el esquiador solo tiene que bajar la montaña como cualquier otro. Nadie sabrá que ha subido ayudado por un 'dopaje electrónico'.
Entre el equipo de diseñadores está un español, el ingeniero leonés Daniel Puerta Díaz, residente en Zurich (Suiza). Estuvo monitorizando las sensaciones de las más de 50 personas que pudieron probar estos E-Skimo esta pasada temporada de invierno. Los comentarios positivos animaron a lanzar la venta.
A partir de ahora les tocará ir tratando de bajar ese precio si quieren tener éxito. La tecnología suele ir reduciendo sus costes, por lo que es probable que en un futuro sean más accesibles. Pero parece que todavía quedan muchos años como para que te compense comprarlos para subir con ellos por las pistas.
Por otra parte, permitirá democratizar el esquí de travesía, de manera que más gente, sea cual sea su condición física, puedan subir a la montaña en invierno y disfrutar de la nieve en silencio, y de unas panorámicas muchas veces únicas.

El E-skimo ya ha sido presentado en varias ferias del sector oudoor y deportes de invierno