Un demostrador de esquí es una persona que enseña con precisión cómo se hace un movimiento. A veces se confunde con la figura del formador de profesores porque no es raro que ambos hagan la misma función. Las escuelas de cada país tienen un estilo propio, cuyas diferencias podemos ver cada cuatro años en lugares como Interski. Los lectores ya saben que no soy dogmático, por tanto, todos me parecen bien y, a la mayoría que hacen cosas aparentemente raras, antiguas o poco funcionales, cuando les preguntas, te explican razonadamente por qué han elegido hacer esto o aquello.
No obstante, tengo mi propia opinión, hay modelos mejores que otros y creo que un demostrador de escuela de esquí debería tener una serie de cualidades innegociables que ya he insinuado en artículos como ¿Es necesario esquiar como un atleta? o Claves del esquí de ocio, entre otros. Resumiendo mucho, el esquí de competición y el esquí de ocio son inseparables, pero los profesores enseñamos cosas distintas que los entrenadores. Esto es porque las escuelas enseñan control en un medio abierto y los equipos de competición enseñan velocidad en un entorno cerrado.
Vamos, pues, a comentar una serie de vídeos (no son los únicos que hay en la red, pero sirven para este artículo) para explicar mi visión sobre las cualidades de un demostrador. Sin olvidar el muy obvio tener claro a qué tipo de alumno enseña y, por tanto, qué enseña, a qué velocidad y en qué escenario, estas cualidades serían:
- Ensayo continuo a baja velocidad. Me gusta aprender de las bailarinas -tengo dos hermanas que lo han sido- que calientan cada día horas frente al espejo todo tipo de movimientos básicos. Un demostrador debería tener un muy trabajado esquema corporal y ensayarlo continuamente con el objetivo de, justo, mostrar lo que hace de manera visible, lenta, gráfica, precisa y educativa.
- Disciplina de tronco y brazos. Usar bien piernas y pies se da por supuesto, pero suele omitirse que un tren superior estable es imprescindible para transmitir a los alumnos las habilidades funcionales que hemos ya argumentado en media docena de artículos. En resumen, unas manos, unos brazos o un tronco indisciplinado –que suele ir unido a un uso pobre del bastón- impedirá a los alumnos (que nos imitarán, lo queramos o no) progresar funcionalmente, sin hacer trampas y sin adquirir malos hábitos.
- Dominio de todo tipo de curvas tanto a alta como a baja velocidad. Es humano especializarse en lo que a uno le gusta o se le da mejor, pero un demostrador debería ser capaz de esquiar razonablemente con distintos estilos y formas de cambio, diferentes separaciones de piernas, un uso versátil y preciso del bastón y, por supuesto, dominio de cualquier curva en todo tipo de nieves.
- Estar actualizado. La ciencia del deporte avanza pero, sin embargo, siempre circula alguna moda pasada, mitos y malas interpretaciones de la biomecánica en el esquí. Un demostrador debería, creo, como estudiante permanente de su campo, replantearse dogmas, viejos hábitos y estar abierto todo lo que contribuya a enseñar mejor, y no peor, como ocurre a veces por culpa de la pereza o de la inercia del pasado.
En este primer vídeo vemos a la esquiadora catalana Laura Jardi al frente de unos compañeros, demostradores italianos. Observamos que, como demostradora, lleva a cabo movimientos de rango amplio para que sean más visibles, coordinados con una gran disciplina de torso y brazos y un clavado franco de bastón. Podría hacer las mismas curvas a otra velocidad, con menor amplitud de movimiento, sin un clavado limpio o con menor disciplina, y para algunas escuelas estarían bien, pero en ese caso, un alumno, seguramente, no apreciaría nada o casi nada. Con este enfoque claro y elegante que muestra la escuela italiana, creo que todo aficionado puede ver y sacar mejores conclusiones del movimiento funcional.
En este otro vídeo vemos a un veterano demostrador esloveno haciendo ejercicios con unos atletas jóvenes. La diferencia de la edad es evidente en la manera de moverse, pero observemos -sobre todo a partir el minuto 2:40- cómo esa disciplina patente de tronco y brazos, unido al uso de la flexión del tobillo y la angulación de la cadera combinados, le permite demostrar con precisión y nitidez, a muy poca velocidad, de modo que los atletas entiendan qué están haciendo y con qué objetivo. Si lo comparamos con los corredores, todos excelentes esquiadores, ellos necesitan doblar la cintura, tirar de cadera o compensar con los brazos allí donde olvidan aplicar estas otras destrezas que el demostrador tiene tan ensayadas.
Finalmente, en esa lista (son 13 vídeos en total) de la Academia Burke, vemos a la ya legendaria Mikaela Shiffrin cuando era una jovencísima atleta en formación. Pensemos que, en estos vídeos, puede que no tuviera todavía ni dieciséis años. Además de la solidez en la ejecución, fruto de miles de horas de práctica en el plano, impresiona ver con la apabullante elocuencia que explica los movimientos que ejecuta, por qué y para qué los hace. Sin duda, una de las razones es la clave que ella misma da en el último vídeo: al haberse convertido en una estudiante permanente, ha llegado a conocer tan en profundidad su deporte que es capaz de explicarlo con una simplicidad perfecta.
Recordemos el acrónimo, como tanto gusta a los modernos, juas, EDE: Ensayo, Disciplina, Dominio y Estudiar, jaja (bromas aparte, edito para añadir un acrónimo, ya en serio, que podría ser DEMO: Disciplina corporal, Ensayo continuo, Movimiento variable y Orientanción al alumno... ahí lo dejo para ir puliendo el "conseto"). Y nada más por hoy, que me paso del espacio. El tema da para una vida entera, así que emplazo a los lectores interesados a comentar sus dudas debajo, y a otros artículos que compartiremos en el futuro.
¡Buenas huellas!
Carolo, febrero de 2025